En la infección adquirida, el virus ingresa al hospedador a través de las vías respiratorias superiores, se replica y después se disemina por el torrente sanguíneo a localizaciones distantes, incluyendo tejidos linfoides, piel y órganos. En estas infecciones se ha detectado viremia incluso 8 días antes y 2 días después del inicio de la erupción y puede detectarse eliminación viral orofaríngea hasta 8 días después del inicio.
Se piensa que las respuestas celulares inmunitarias y los complejos inmunitarios virus-anticuerpo circulantes representan un papel en mediación de las respuestas inflamatorias a la infección, como erupciones cutáneas y artritis.
La infección congénita se presenta a causa de la viremia materna que conduce a la infección placentaria y, más adelante, a una propagación transplacentaria al feto. Una vez ocurrida la infección fetal, persiste de manera crónica. La persistencia viral con complejos inmunitarios virus-anticuerpo circulantes pueden evocar cambios inflamatorios posnatalmente y producir daños hísticos continuos.
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